Woolrich
Woolrich es sinónimo de moda con historia, nacida hace casi 200 años en Pennsylvania de la mano de un inmigrante inglés llamado John Rich, es también una de las marcas pioneras en ropa de abrigo, con mezcla de lana, algodón y tejidos técnicos, en tener un aspecto más urbano que las prendas de su competencia.
Podemos ver, en sus colecciones actuales, cómo la marca no solo ha evolucionado y sigue haciéndolo en cada colección, sino que la propia palabra evolución o cambio constante, son ya parte inherente a esta marca. Sus prendas no pasan inadvertidas y llevar uno de sus abrigos, parkas o incluso calzado es saber que vas a estar protegido a la par que a la última tendencia.
Desde luego, dentro de este plan general, seguirán siempre presentes las colaboracio- nes que la marca realiza desde hace ya va- rios años con diseñadores de la talla de Aimé Leon Doré quién para esta última colección se ha inspirado en el propio Archivo de Woolrich y en su estética propia de Nueva York. O también centrándose en sus diseños sostenibles con el diseñador Jeff Griffin, del estudio de diseño de carbono neutral con sede en la costa atlántica del Reino Unido. En esta última colección, de diseños vívidos y una paleta multicolor, han intentado crear artí- culos que sean multidisciplinares. Por ejemplo, una de sus parkas se convierte a su vez en saco de dormir. Griffin diseña meticulosamente prendas que equilibran la forma, la función y la moda con su pasión por todo lo relacionado con la tecnología y la sostenibilidad.
Con todas estas acciones y colaboraciones la empresa trata de seguir aumentado su posicionamiento en el mercado y sobre todo en su Estados Unidos natal. Pero, principalmente, como se sienten parte de la historia norte americana tienen como objetivo compartir esta herencia con los jóvenes del país. Quieren contribuir a ser ejemplo de valores tan importantes que puedan servir para fortalecer las habilidades y pasiones de estos. A fin de cuentas, si la población más joven les es fiel, ya tienen todo ganado. No solo seguirán evolucionando como hasta ahora, sino que seguirán siendo parte de la historia de la moda.
Siguiendo esta línea de transparencia y amor por sus compradores y usuarios, tan vincula- da a sus costumbres, quieren enseñar a todo el mundo su histórico molino de lana, ubica- do en Woolrich y rodeado de un maravilloso embalse, donde muestran archivos de sus pro- ductos, telas y prendas. Es decir, uno de los lugares donde todo empezó y que sigue siendo el corazón de la marca hoy en día. “Tenemos estándares de calidad de 1830. Tenemos casi doscientos años de historia y queremos seguir haciendo buenas prendas a la vez que formar parte de la vida de nuestros seguidores y compradores.” -cuentan desde la marca-.